En lo concerniente a su origen, es de
tiempos muy remotos; hago hincapié en la palabra "remoto"
por el siguiente motivo: según la Teología, la aparición de Adán
y Eva, se aproxima al año 5.000 antes de Cristo; pero, según nuevas
investigaciones,el hombre ya existía hace más de 40.000 años antes
de Cristo, y por lo tanto, el origen de la humanidad, se aleja más
allá de la última cifra citada.
Ante esta última cuestión, no se
sabe a ciencia cierta, cuándo empezaron a despuntarse los primeros
albores de la Humanidad. Para referirnos a lo que estamos tratando no
nos tenemos que ir tan lejos; ya que situándonos en una de las más antiguas civilizaciones como es la
Sumeria, podemos ver,que el sumerio vivía en contacto y de forma
constante, dentro de sus templos, con los dioses, a través del
culto. En los rituales, lo más notable era la “plegaria” y el
canto, acompañado, todo esto, con instrumentos de música.
En
Babilonia, tuvo un gran auge la “plegaria” de tipo individual
hacia los dioses, habiendo plegarias breves en determinados ritos y
también lo que se usaba mucho eran los “conjuros”.En Grecia, la
“plegaria” presenta un carácter de rito propiciatorio, basándose
en la propia eficacia de la palabra y normalmente en todos los actos
de culto: sacrificios, libaciones y ofrendas.Ésta, también, estaba
asociada con otros actos culturales: gritos y cantos que acompañaban
en la danza. La plegaria en la antigua Grecia seguía el siguiente
esquema:
1.- Invocación a la Divinidad.
2.- Justificación a dicha invocación.
3.- Si se llegaba a establecer el
contacto, se hacía la súplica.
4.- Se ofrecía promesa de voto, si se
es concedido el deseo.
En Egipto, los rituales eran
innumerables y obligatorios,se celebraban danzas y escenificaciones
de música.
Los ritos diarios eran: libaciones,
ofrendas, quema de incienso, “plegarias”, cantos, himnos y
algunos gestos rituales.
En lo que respecta al Imperio
Romano, la invocación era la base fundamental de la “plegaria” y
la magia. Ante la necesidad de invocar a la precisa divinidad, Varrón
elaboró una lista de divinidades asignando una función específica
a cada una.Los romanos usaban dos técnicas en sus “plegarias”
que consistían en lo siguiente:
1.- A la Divinidad se le debía invocar
en todas las formas en que era conocida.
2.- Añadir al final de la invocación
claves como "o cualquier nombre con que puedas ser llamado",
o "bajo el nombre que prefieras".
Esta “plegaria” se fue revistiendo
de diversas maneras en base a las circunstancias y de las
necesidades, tanto del individuo como del Estado, siendo su contenido
muy diverso;pero, lo que poseían en común, era la necesaria
meticulosidad en su formulación, ya que cualquier error en ella
quedaba anulada.
La Biblia y La Oración
Según podemos ver en Génesis 2: 3,
tanto Adán como Eva estaban en íntimo contacto con Dios, por lo que
en esos momentos la oración no existía; pero a raíz de caer,ambos,
en pecado; esa íntima unión y contacto con Dios,se quebró. A
partir de ahí y en adelante, es cuando empezará a brotar lo que es
la verdadera oración. De ahí, que según la Biblia, la oración
mana de la misma vida, de la historia y de la existencia concreta del
pueblo.Los Salmos y los Himnos nos transcriben la crónica de Israel
en oración, encontrándose ejemplos de oración en: las oraciones de
Moisés, el canto de Débora, la oración de Gedeón, Etc.
En el Nuevo Testamento, aparece con
gran intensidad la oración en la vida de Nuestro Señor Jesucristo;
pudiendo ver en Él que, aunque normalmente se hallaba en continua
actividad y enseñando a las gentes, siempre se encontraba en
oración. El coloquio del individuo con Dios mana de los hechos de la
vida, interpretándolos y convirtiéndolos en oración de alabanza,
acción de gracias y petición.
Llegando de este modo a un conocimiento más profundo
del quehacer humano, e introduciéndose en el misterio de Dios,
vigente en la historia. La Revelación que se halla contenida en toda
la Biblia, persiste, constantemente, en la necesidad de orar,
sirviendo de esta forma -la Biblia- tanto de instrumento como de
mensaje de oración, generándose así un verdadero encuentro entre
Dios y el hombre. "Si alguno dijera: “Amo a Dios”, pero
aborrece a su hermano, miente. Pues el que no ame a su hermano, a
quien ve, no es posible que ame a Dios, a quien no ve". (1 S. Juan
4, 20-21).
Este pasaje del Nuevo Testamento., quiere decir, que la fe
del ser humano se manifiesta en aceptar y dar amor verdadero a los
demás, respetándolos. Ante estos hechos, podemos ver claramente lo
que vale vivir una vida de oración, considerándose ésta como una
nueva experiencia con razón de ser,teniendo consistencia en la fe.
"Jesús es el alma de la oración
común y personal; si los fieles oran en nombre de Jesús, es porque
se han reunido en su nombre. Su oración es el signo y el fruto de su
unidad alrededor del mismo Señor, por la acción de un mismo
espíritu. La oración brota de la Fe vívida, como una experiencia
de vida espiritual. Es la llama que nace del fuego".
Por consiguiente, la oración se
localiza en el plano espiritual, mientras que la fe nace de lo más
profundo del espíritu humano y se manifiesta en el corazón. Cuando
este cambio se produce, se llega al restablecimiento de la unión
Dios-hombre a través de Jesucristo, el cual es el puente de unión
entre ambos, manifestándose así nuevas experiencia en la vida
afectiva, intelectual y volitiva del individuo, y la fe se reafirma
incrementándose en él. Entendiendo esto, podemos comprender lo que
es la realidad de la oración, y que consiste en estar capacitado
para valorar y estimar el acto de orar. Pudiendo ver, de esta manera,
que tanto la oración como la fe, son dos realidades que se interpretan, expresándose mutuamente.
Convertirse a la fe es vivir la
presencia, confianza y abandono en Cristo; es decir, es encontrarse
personalmente con Él, descubriendo su persona y la función que
desempeña en cada individuo. En una palabra, lo que quiero decir se
resume en que el individuo sigue el camino que Cristo nos indicó. Y
como hemos dicho anteriormente, podemos ver el siguiente silogismo
categórico:
"La Oración se localiza en el
plano espiritual, la Fe mana desde lo más profundo de nuestro
espíritu".
De lo que se deduce:
"La Oración mana de la
Fe".Podemos considerar a la oración como real y
verdadera,cuando se expresa en momentos determinados de diálogo o
petición; si no se llegará a ello, entonces se pone en duda la
autenticidad de dicha oración. A lo que postulamos esto último con
una frase de Guardini, el cual nos hace hincapié en lo siguiente:
"Es necesario que el hombre cese de engañarse a sí mismo, y de
intentar engañar a Dios". Por lo tanto, podemos ver que orando,
el hombre se encuentra consigo mismo, palpando sus imperfecciones y
sus limitaciones.Desde el punto de vista esotérico, vemos que el
objetivo de la vida de un individuo es el logro efectivo de una
manera consciente y positivo de nuestra unión con Dios y asomar
nuestra mente a su Divino Flujo, ya que, de dicha forma, pondrá su
vida en armonía con las Leyes Divinas.
En el grado en que se llegue a la unión
con Dios, a través de la oración, logrará que el Poder de Dios
obre y se manifieste en Él. Pero si, a causa de su ignorancia, se
alejara del Supremo Poder, impedirá que se manifieste en Él.
La
ignorancia del ser humano, es el factor que hace que la Fe
desfallezca, y así, de este modo, es como se distancia de la
Divinidad.
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