Oxalá fue encargado por Olodumaré, una de las tres entidades
de la creación yoruba, de formar el mundo con el poder de sugerir y de
realizar, de dar la fuerza a lo que crea.
Razón por la cual es saludado a
Oxalá, en África, con el título de Alabá Alafé. Para que pudiera cumplir con lo
pedido por Olodumaré, éste puso en su poder un bolso que se llamaba “el bolso
de la creación”.
El gran poder que le fue concedido a Oxalá, este poder de
crear el mundo, no le impedía que estuviera regido por ciertos deberes y por
ciertas obligaciones con todos los demás orixás. Hay una historia que se cuenta
en Ilé-Ifé de cómo este carácter fuerte, imperativo de Oxalá, impidió que
hiciera determinadas ofrendas a Exú antes de recorrer el gran camino para crear
el mundo.
Y esta leyenda cuenta que Oxalá se encaminó a crear el mundo
y sus criaturas y crear todos los elementos para que de estos elementos se
desprendieran las criaturas.
Iba caminando, encorvado –característica de Oxalá-
apoyado en lo que se llama opaxoró, un bastón. (Opaxoró se le conoce en África,
en América, Brasil, se le dice paxoró). El bastón es un elemento muy importante
en todas las ceremonias y en todos los rituales del culto africano. Aquel que
tenga dignidad de jefe-Chief es el título en Nigeria-debe tener su bastón de
mando. Y cuando se reconoce que la persona es un babalao o un babalorixá se le
entrega también su bastón de mando. Estos bastones son todos los construidos en
madera, a mano, con diversas y pequeña esculturas mostrando historias de los
orixás).
En el momento en que Oxalá debía pasar la puerta que existe
entre los dos mundos, el mundo espiritual y el mundo material, se encontró con
Exú que entre sus múltiples obligaciones, tenía la de controlar las
comunicaciones entre los dos mundos que acabamos de mencionar. Exú estaba muy
desconforme por la actitud del gran orixá al hacer las ofrendas que le fueran
indicadas, olvidándose de él, dejándolo prácticamente de lado.
Exú se vengó a
su manera. La característica de Exú para ejercer su venganza es el engaño o la
intriga que suele utilizar. De este modo, le hace sentir una gran sed a Oxalá.
Con todos los poderes, hace que Oxalá tenga una gran se.
Oxalá, para matar esa
sed, no tuvo otra idea que agujerear con un bastón la cáscara del tronco de un
dendeseiro. Este dendeseiro es la planta de donde se extrae el aceite de dendé,
una palmera que existe en África y también en Brasil. El líquido refrescante
corrió. Es lo que se conoce en África con el nombre de “vino de palma” y que a
los hijos de Oxalá les está prácticamente vendado, por lo que vamos a contar a
continuación.
Oxalá bebe abundantemente y aunque el vino de palma no tiene
tanto fermento ni tanto alcohol como la chicha,-por ejemplo- que es un fermento
de maíz, le da un profundo sueño.
Es cuando Oxalá decide dormir y entonces aparece la segundo
entidad creada por Olodumaré, cuyo nombre es Olofín u Oduduá, hermano y gran
rival de Oxalá. Y viendo que Oxalá
estaba durmiendo le robó el bolso de la creación con el que debía crear
los elementos y el hombre.
Y se dirigió ante la presencia del supremo Olodumaré
para mostrarle lo que había encontrado y como había hallado al propio Oxalá.
Fue entonces que el dios supremo, Olodumaré, exclamó:”Si él está en ese estado,
ve tú, Oduduá, ve a crear, a unificar y a ordenar el mundo”.
Y Oduduá, que estaba esperando eso, salió del mundo
espiritual y se encontró delante de una extensión ilimitada de agua. Dejó caer
en esta extensión inmensa de agua una sustancia marrón que tenía el bolso de la
creación.
Era tierra. Y se formó entonces un montículo que creció desde las
profundidades de las aguas hasta sobrepasarlas y ahí se colocó una gallina (o
un pollo) cuyos pies tenían cinco dedos o cinco garras. El animal comenzó a
apretar la tierra y se dice que así la tierra quedó firme y luego comenzó a
moverla hacia un lado y hacia otro sobre las superficie de las aguas.
Donde
caía un poco de tierra se iba alargando cada vez más, lo que en yoruba se dice:
Ilé mofé, expresión que dio origen al nombre de la ciudad de Ilé-Ifé; nombre
que se conserva hasta el día de hoy y donde Oduduá se estableció seguido por
todos los orixás y se transformó así en el rey de esta tierra, en el rey de
Ilé-Ifé.
El luego se encargará de unificar todo el territorio para formar la
gran nación yoruba. A su muerte, sus hijos que eran doce, reciben cada uno un
pedazo de la corona de Oduduá de Ilé-Ifé. Y cada uno lleva un orixá consigo y
funda los distintos reinos.
Reinos estos que están erigidos para los diferentes
orixás. Así, por ejemplo, la ciudad de Ilé será la ciudad de Ogún, la ciudad de
Oiós será la de Xangó, Ossogbo será de Oxum, Igbo será de Oxalá y así
sucesivamente. Cada una de las ciudades de Nigeria, de sus estados, pertenecen
a un determinado orixá y este orixá es erigido en la plaza pública con sus
monumentos característica, con sus templos.
Los templos son muy humildes,
prácticamente todos son chozas con techo de quincho, con puertas muy pequeñas
para ingresar agachados dentro del templo, el recinto sagrado y participar de
las ceremonias o festivales, que así se conocen, que se realizan anualmente.
Esto se mantiene hasta el día de hoy.
Pero volviendo a la leyenda diremos que cuando Oxalá se
despertó no encontró a su lado el bolso de la creación y desesperadamente
corrió a lo de Olodumaré. Este, como castigo por haberse embragado, le prohibió
al gran orixá, así como a todos sus hijos, a toda su familia y a todos los
orixás, así como a todos sus hijos, a toda su familia y a todos los orixás
blancos, beber vino de palma y usar aceite de dendé.
A Oxalá se le considera orixá fun-fun, orixá blanco. Fun-fun
es el nombre con que se designa a un determinado grupo dentro de la raza negra
africana que tiene la piel manchada de blanco pero el cabello igualmente
enrulado. Estos se consideran hijos de Oxalá, orixá blanco.
Quedó prohibido entonces, el aceite. De ahí que en el culto
africano, en el batuque específicamente, no se le pone aceite de dendé cuando
llega el momento de ungirlo o “temperarlo”, como se dice en portugués,. A este
orixá se le coloca miel en lugar de aceite de dendé, como lo llevan los demás
orixás.
Los hijos de Oxalá tampoco pueden beber vino de palma. En
estas latitudes como el vino de palma no existe, lo que no se toma es vino
blanco, dulce. En algunos lugares le llaman “el vino de Oxalá” pero es
precisamente el vino de Oxalá no debía beber y es el vino que los hijos de
Oxalá no pueden tomar.
Se le confió a Oxalá, entonces, como consuelo, la tarea
modelar en el barro el cuerpo de los seres humanos, a los cuales el propio
Olodumaré, padre de la creación, les daría vida o alentaría en ellos el soplo
divino.
Por esta razón Oxalá, también llamado Alamoredé, que es el
propietario de la buena arcilla, puede modelar el cuerpo de los hombres y lo
hace evidentemente. Pero siempre existe el momento de la tentación. Por eso
Oxalá no toma muy en serio la prohibición de beber vino de palma y en los días
que siguen, bebe el vino y los hombres que salen de su mano, realizados por el
en arcilla, salen contrahechos, deformados, jorobados, rengos.
Algunos,
reiterados del horno antes de la hora, salen mal cocidos y sus colores se
tornan tristemente pálidos, otros son blancos totales y todas las personas que
entran en esta categoría y que son consagradas se tornan adoradores de Oxalá.
Da a entender la leyenda que los distintos colores de la piel dieron origen a
las diferentes razas en el mundo.
Otra interpretación con respecto a esto indica que los seres
de distintos colores que se van formando según van siendo sacados antes de
tiempo, forman parte de una simbología al igual que el horno, que realmente
significa el calor, los elementos, el fuego, el clima, que hacen que la
pigmentación de la piel vaya cambiando o mudando, según el lugar y la situación.
La leyenda cuenta también que más tarde Orixanlá y Oduduá se
encontraron y discutieron bastante mal. Recordando estas historias que existen
en Ilé-Ifé, en las cuales algunas pueden ser contadas y otras son reservadas
para los sacerdotes, debemos señalar que las relaciones tempestuosas entre los
orixás pueden ser consideradas como trasposición del dominio religioso a los
hechos históricos antiguos.
La rivalidad entre los dioses de estas leyendas serían los
hechos más o menos reales concernientes a la fundación de la ciudad de Ifé.
Ciudad ésta que hasta el día de hoy, es la “casa” (Ilé) de todos lo orixás.
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