Exú tenía la misión de recorrer todos los espacios a los que Nzambi no podía llegar. En especial la zona donde reinaba la oscuridad, ya que como Nzambi era una gran Luz, nunca podía ver las sombras.
Exú fue hecho de color rojo oscuro, con montones de partículas en movimiento, que brillan como las brasas, este tipo de coloración le permitía estar en cualquier tipo de espacio, de luz o de oscuridad. Luego de algún tiempo, y de recorrer varios espacios oscuros, Exú comenzó a envanecerse y decidió que no regresaría más junto a Nzambi, coronándose a sí mismo como "El Rey de las Zonas Oscuras".
Con el tiempo se dió cuenta que estaba solo y queriendo imitar a Nzambi usó su poder de división y creó a siete Seres de sí mismo, otorgándoles a cada uno sus mismos poderes y facultades, pero con menor fuerza. Les dijo:"Han sido creados para que cada uno se encargue de un espacio; ya que hay siete dimensiones distintas y esta es la forma de estar en todas al mismo tiempo".
Cada uno de estos seres se coronó a sí mismo Rey de un espacio, nacieron así los primeros siete reyes coronados de la mitología: 1- Rei das 7 Encruzilhadas/Rainha das 7 Encruzilhadas; 2- Rei dos 7 Cruzeiros/Rainha dos 7 Cruzeiros; 3- Rei das 7 Liras/Rainha Maria Padilha; 4- Rei da Kalunga/Rainha da Kalunga; 5- Rei das Almas/Rainha das Almas; 6- Rei das Matas/Rainha das Matas; 7- Rei da Praia/Rainha da Praia. Como cada reino estaba antiguamente dividido en 7 territorios, cada uno de los reyes decidió dividirse a sí mismo en 7 para poder estar en todos al mismo tiempo.
El poder de Exú para dividirse, tenía como consecuencia que cada una de las partes nuevas que se iban separando, adquiría personalidad propia. Por su parte, los demás Exú al momento de nacer ya se iban dividiendo en 7, y la división continuó como la reacción de una bomba en cadena, esto fue hasta que los últimos no tuvieron la suficiente energía ni poderes, para dividirse.
En ese momento se detuvo la expansión. Los primeros 57 Exú fueron los más poderosos y pasaron a ser jefes de todos los demás.
Ellos se encargaron de dar nombre a todos los que tenían la suficiente energía como para ser llamados "exú" y les dieron también sus misiones dentro de cada territorio. Aquellos que no tenían poderes y habían quedado en la escala más baja, no se les dió misión ni espacio dentro del Reino de Exú.
Todos estos espíritus, al darse cuenta que no tenían lugar, se reunieron y se dirigieron a hablar con Exú Rey (el primero de todos, el que ahora ocupaba el lugar de un dios).
Al llegar se postraron al pie del gran trono, con la frente apoyada sobre la gran alfombra roja con bordados en hilos de oro; sin osar mirar la cara al Rey, le comentaron sus problemas. El Rey los atendió cortésmente, y les dijo que se calmaran, pues el visualizaba en sus futuros una misión muy importante y que para compensar sus males les daría un poco de su propia energía.
Fue así que usando su poder tomó sus espíritus y los apresó en cuerpos materiales. Eran los primeros humanos que vivían en la Tierra. Estos hombres eran andróginos (ambos sexos) y sus órganos sexuales estaban desarrollados a medias.
Esto tenía la gran desventaja que no podían tener descendencia. Cuando morían, Exú Rey tenía que volver a usar su energía para colocar nuevamente sus espíritus.
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