Aquel que viste de blanco, Fue un día a las tierras del
viejo Oxalá Para llevarlo a la fiesta que hacían en su ciudad. Oxalá era viejo
y lento,Por eso Xangó Airá lo llevaba en sus espaldas...
Cuando se aproximaban
al destino,Vieron la gran pedreira de Shangó,Bien cerca de su gran palacio. Shangó
llevó a Oxalufa a la cumbre Para mostrarle desde allí todo su imperio y
poderío.Y fue de allá encima que Xangó vió Una bellísima mujer revolviendo una
panela...
Era Oiá!Era el amalá del rey lo que ella preparaba! Xangó no resistió
tamaña tentación...Oiá y amalá! Era demasiado para su glotonería, Después de
tanto tiempo por la calle...Xangó perdió la cabeza y disparó camino
abajo,Largando a oxalufá en medio de las piedras,Rodando en el polvo, cayendo
por la montaña...
Oxalufá se enfureció por tanta falta de respetoY mandó muchos
castigosQue cayeron directamente sobre el pueblo de Xangó. Xangó, muy
arrepentido,Mandó a todo el pueblo traer agua fresca y paños limpios.
Ordenó
que bañasen y vistieran a Oxalá. Oxalufá aceptó todas las disculpas Y apreció
el banquete de caracoles e inhame, Que por días le ofreció el pueblo...
Mas
Oxalá impuso un castigo eterno a Shangó:Él, que tanto gusta de hartarse con buena
comida.Nunca mas podría Xangó comer en plato de loza o porcelana. Nunca mas
podría Xangó comer en vasija de cerámica.
Xangó sólo puede comer en gamela de
madera, Como comen los bichos de la casa y el ganado y como comen los
esclavos..
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