.

.

jueves, 1 de mayo de 2014

En El Cementerio.

Ángela camina apurada, a final de cuentas ya es casi media noche, acababa de salir de la facultad y estaba cansada.

No era fácil levantarse muy temprano para ir al trabajo, almorzar muy de prisa, aguantar un jefe intransigente y al final del día ir para la facultad en busca de la realización de su gran sueño: recibirse de abogada y así poder ayudar a las personas más humildes defendiéndolas, luchando por sus derechos tan faltos de respeto en función de su condición social.

Todas las noches ella cumplía ese ritual de descender del colectivo y caminar en dirección a su pequeño departamento, lo ideal sería poder pagar un taxi, más ése era un lujo que ella no se podía dar, por lo tanto, no le quedaba otra opción que hacerlo caminando.
Estaba ahora en la parte más difícil del trayecto justamente al frente del cementerio.

Por más que se esforzase siempre sentía un escalofrío al tener que pasar por allí.

Ésta noche particularmente los escalofríos parecían aumentar.
Agudizó sus oídos pero no notó nada de diferente, una pequeña garúa insistía en caer.

Ella camina más de prisa, esfuerza la vista y nota que en el portón del cementerio un hombre está parado aparentemente muy absorto en sus pensamientos.

Por un momento Ángela vacila, piensa en volverse, más eso sería prácticamente imposible.

¿Volver hacia dónde? Descendió del último colectivo de la media noche, ya no había otro.

Disminuye su andar, observa mejor al sujeto de la puerta del cementerio, percibe que está muy bien vestido: sobretodo negro, sombrero del mismo color, está fumando y muy quieto en ese lugar. No parece ser un mal elemento.

Resuelve continuar en su dirección, al llegar a la puerta del cementerio su corazón parece que se le va a salir por la boca, sus piernas tiemblan y no le obedecen, respira profundo y continúa…

En ese instante el hombre le hace una reverencia con una leve inclinación de cabeza y le pregunta la hora.

Ella siente que no le debe temer.

Pensó, debe ser alguien que también está de regreso del trabajo, tal vez vino a visitar la tumba de algún ser querido y se le hizo tarde.

¡Media noche! Le contestó ella más curiosa que temerosa.

El hombre le agradece la información y pasa a caminar al lado de ella, comenta que es del interior, habla de la noche, de las personas de la ciudad tan frías e impersonales, habla de la necesidad de que las personas se tornen más solidarias en éste mundo.

Ella observa con atención y concuerda con aquellas palabras, al final, ella sabe bien lo que es venir del interior, sin conocer a nadie, enfrentar la ciudad y tratar de vencerla.

Al seguir caminando dejan atrás el portón del cementerio.

El hombre le pide a Ángela que continúe en su lucha sin miedo de enfrentar las dificultades de la vida, la incentiva a que se prepare bien para amparar a aquellos que claman por justicia.

Ángela se preguntaba cómo éste hombre sabía que ella ansía poder defender a los menos afortunados.

Él le sonríe, mira para atrás y le llama la atención a ella de una pequeña luz que viene de adentro del cementerio.

Ángela le confiesa que pasa por allí todas las noches pero que jamás mira para adentro.

Él se asombra y argumenta que eso no tiene sentido, pues el mayor peligro está en las calles del mundo de los vivos y no allí dentro del cementerio.

Ángela es obligada a concordar con el extraño, nunca había pensado en ese asunto. Evitaba el cementerio pues la idea de la muerte la asustaba, pero sabía que en el fondo el extraño tenía razón.

En ese instante el viento se lleva el sombrero de su nuevo amigo. Él le sonríe y le pide a ella que lo aguarde pues precisa buscar su sombrero.

Ni un minuto pasa cuando ella escucha sirenas de la policía viniendo en su dirección.

Procura por su amigo y no consigue divisarlo.

Los policías pasan por el lado de ella y frenan bruscamente, Ángela estupefacta se queda estancada.

Desde los coches de la policía disparan tiros, desde atrás de los coches también, desde adentro del bosque, entre los árboles alguien también tira disparos, pero, el que dispara desde el bosque es alcanzado por una bala y cae mortalmente herido.

Los policías corren en dirección a ella y le preguntan si está todo bien.

Ella todavía atolondrada dice que si y pide explicaciones sobre lo ocurrido.

Un joven policía le dice que estaban pasando por la puerta del cementerio cuando un hombre con un sombrero les avisó que un marginal estaba escondido en el bosque para atacar a una joven que acababa de bajar del colectivo.

Después de esto el hombre del sombrero entró en el cementerio y desapareció.

Ante la duda los policías resolvieron averiguar y constataron que Ángela se acababa de salvar de un terrible ataque gracias a ese hombre desconocido del sombrero.

A esta altura nuestra amiga llora, no sabe qué hacer, los policías le proponen llevarla a su casa, antes deciden verificar quien era el tal sujeto que le salvara la vida.

Se dirigen a la puerta del cementerio, todo parece desierto y calmo, solamente una pequeña luz trémula, deducen que es de unas velas encendidas.

Resuelven aproximarse y verificar y ven velas rojas y negras encendidas, una garrafa de caña, habanos y una pequeña estatua de un hombre de negro con sombrero en la cabeza.

Ángela nota la semejanza entre la estatua y su amigo misterioso que le salvara la vida.

Se aproxima, parece que la estatua está sonriendo para ella, mira hacia la base y consigue leer: “EXÚ CAVEIRA”

Ángela recuerda las palabras del extraño y se da cuenta que no la engañó, realmente era del interior ¡Interior del cementerio!

Tanto ella como los policías oyeron nítidamente una sonora carcajada, salieron apresurados, nadie habla, más comprendieron todo.

Noche tras noche, hasta recibirse de abogada Ángela pasa por el cementerio sin miedo, respetuosamente y con la certeza de estar amparada para siempre y convencida de que su misión en la tierra era mucho mayor de lo que ella suponía.

Nunca más vio a su amigo pero siente su presencia, siempre que puede le lleva velas, habanos, caña y sigue sus sabios consejos por toda su vida. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario